Declaración Doctrinal
Lo siguiente es una breve descripción de nuestra Declaración Doctrinal. Somos una Iglesia Bíblica Bautista fundamentada en las instrucciones y verdades de la Inspirada, Infalible, e Inerrante Palabra de Dios. Toda nuestra enseñanza y nuestro ministerio gira y se basa en cada verdad doctrinal que nos enseñan las Sagradas Escrituras. Le animamos a que se tome un tiempo de leer cada declaración y con su Biblia verifique cada pasaje, o texto que le hemos proporcionado en cada una de ellas.
DIOS EL PADRE
Creemos que Dios es el Padre, ambos en su relación con el Hijo, dentro de la Trinidad y en su relación para con los que creen en Jesucristo y se arrepienten de sus pecados; que Él ordena todas las cosas de su propia voluntad, que Él es vivo y activo en los asuntos de los hombres, oyéndolos y contestándoles la oración, por su misericordia, que Él es omnipotente, omnisciente y omnipresente en el universo y que Él es el único objeto de nuestra adoración y alabanza.
Salmos 65:2; 139:1-24; 147:5, Mateo 5:45; 6:24-34, Juan 14:6, 1 Timoteo 2:5.
Salmos 65:2; 139:1-24; 147:5, Mateo 5:45; 6:24-34, Juan 14:6, 1 Timoteo 2:5.
DIOS EL HIJO
Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios y Dios el Hijo, que nació de una virgen, por obra del Espíritu Santo y por lo tanto es Dios manifestado en carne, teniendo los mismos atributos divinos y oficios que le Padre.
También creemos que vivió una vida perfecta y sin pecado aquí en la tierra, murió por nuestros pecados, resucitó corporalmente, ascendió al cielo para interceder por nosotros y que viene otra vez a juzgar al hombre y establecer su reino en la tierra.
Génesis 3:15, Salmos 2:7, Isaías 7:14; 9:7, Mateo 1:18-25, Lucas 1:35, Marcos 1:17, Juan 1:14, 1 Corintios 15:47, Gálatas 4:4, 1 Juan 5:20.
También creemos que vivió una vida perfecta y sin pecado aquí en la tierra, murió por nuestros pecados, resucitó corporalmente, ascendió al cielo para interceder por nosotros y que viene otra vez a juzgar al hombre y establecer su reino en la tierra.
Génesis 3:15, Salmos 2:7, Isaías 7:14; 9:7, Mateo 1:18-25, Lucas 1:35, Marcos 1:17, Juan 1:14, 1 Corintios 15:47, Gálatas 4:4, 1 Juan 5:20.
DIOS EL ESPIRITU SANTO
Creemos que el Espíritu Santo es una persona Divina, igual a Dios el Padre y al Hijo y de la misma naturaleza. Que tomó parte activa en la creación.
Creemos que, en relación con el mundo entero, Él detiene al inicuo hasta que el propósito de Dios se cumpla, es quién actualmente convence de pecado, de justicia y de juicio, que es el Autor y el intérprete de las Sagradas Escrituras.
Creemos que Él testifica de la verdad del Evangelio en la predicación y testimonio, que Él es el agente en el nuevo nacimiento, que sella, unge, guía, enseña, testifica, santifica, y ayuda al creyente.
Creemos que Él mismo bautiza a todos los creyentes verdaderos en el Cuerpo de Cristo, que mora en ellos y los santifica, sella y asegura para el día de la redención, creemos que Él da poder y consuelo, guía, enseña y ayuda a los creyentes, que es el privilegio y el deber de los cristianos ser llenos del Espíritu Santo y cultivar en sus vidas el fruto del Espíritu que es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Creemos que las Sagradas Escrituras enseñan que el convertido recibe el don del Espíritu Santo al creer el Evangelio. El Espíritu Santo enriquece la Iglesia (el Cuerpo de Cristo) con dones espirituales, repartiendo a cada uno como Él quiere, no todos reciben los mismos dones, pero ninguno recibe el Espíritu Santo por medida. También creemos que algunos de estos dones, como el hablar en lenguas y hacer milagros de curación u otro tipo, cesaron una vez que los escritos del Nuevo Testamento fueron completados y su autoridad se estableció.
Mateo 28:19, Hebreos 9:14, Lucas 1:35; 3:16; 24:49, Génesis 1:1-3, 2 Tesalonicenses 2:7-13, Juan 1:33; 3:5-7,11,34; 4:48; 14:16-17,26; 15:26-27; 16:7-26, Hechos 5:30-32; 11:16, 1 Corintios 12:4-11, 27-30; 13:8-10; 14:12-22, 2 Corintios 13:14, Efesios 1:13-14; 2:18; 4:7-12,30; 5:18, Marcos 1:8; 14:26; Romanos 8:14-16; 26-27, Gálatas 5:22-23, Hebreos 2:1-4, 1 Pedro 1:2,23.
Creemos que, en relación con el mundo entero, Él detiene al inicuo hasta que el propósito de Dios se cumpla, es quién actualmente convence de pecado, de justicia y de juicio, que es el Autor y el intérprete de las Sagradas Escrituras.
Creemos que Él testifica de la verdad del Evangelio en la predicación y testimonio, que Él es el agente en el nuevo nacimiento, que sella, unge, guía, enseña, testifica, santifica, y ayuda al creyente.
Creemos que Él mismo bautiza a todos los creyentes verdaderos en el Cuerpo de Cristo, que mora en ellos y los santifica, sella y asegura para el día de la redención, creemos que Él da poder y consuelo, guía, enseña y ayuda a los creyentes, que es el privilegio y el deber de los cristianos ser llenos del Espíritu Santo y cultivar en sus vidas el fruto del Espíritu que es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Creemos que las Sagradas Escrituras enseñan que el convertido recibe el don del Espíritu Santo al creer el Evangelio. El Espíritu Santo enriquece la Iglesia (el Cuerpo de Cristo) con dones espirituales, repartiendo a cada uno como Él quiere, no todos reciben los mismos dones, pero ninguno recibe el Espíritu Santo por medida. También creemos que algunos de estos dones, como el hablar en lenguas y hacer milagros de curación u otro tipo, cesaron una vez que los escritos del Nuevo Testamento fueron completados y su autoridad se estableció.
Mateo 28:19, Hebreos 9:14, Lucas 1:35; 3:16; 24:49, Génesis 1:1-3, 2 Tesalonicenses 2:7-13, Juan 1:33; 3:5-7,11,34; 4:48; 14:16-17,26; 15:26-27; 16:7-26, Hechos 5:30-32; 11:16, 1 Corintios 12:4-11, 27-30; 13:8-10; 14:12-22, 2 Corintios 13:14, Efesios 1:13-14; 2:18; 4:7-12,30; 5:18, Marcos 1:8; 14:26; Romanos 8:14-16; 26-27, Gálatas 5:22-23, Hebreos 2:1-4, 1 Pedro 1:2,23.
LA CAIDA DEL HOMBRE
Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor, pero que por la transgresión voluntaria cayó de aquel estado santo y feliz, por cuya causa todo el género humano es ahora pecador, por naturaleza y por voluntad y por lo tanto está bajo condenación, sin defensa, ni excusa que le valga.
Génesis 3:16,24, Romanos 1:18-32; 3:10-19; 5:19-24, Efesios 2:1-3, Ezequiel 18:19-20, Gálatas 3:22.
Génesis 3:16,24, Romanos 1:18-32; 3:10-19; 5:19-24, Efesios 2:1-3, Ezequiel 18:19-20, Gálatas 3:22.
LA EXPIACION DEL HOMBRE
Creemos que la salvación de los pecadores es puramente gratuita, en virtud de la obra intercesora del Hijo de Dios; quien, cumpliendo la voluntad del Padre, se hizo hombre y viviendo una vida sin pecado honró la ley divina con su obediencia personal, y con su muerte dio completa expiación por nuestros pecados.
Creemos que su expiación consiste no de poner un ejemplo con su muerte como mártir, sino que fue una substitución voluntaria de Él mismo en lugar del pecador. El Justo muriendo por los injustos, Cristo el Señor, llevando nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.
Creemos que habiendo resucitado de entre los muertos ascendió a los cielos y que reúne en su persona admirable, las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo así por todos los motivos las cualidades que requiere un Salvador idóneo, suficiente, compasivo y omnipotente.
Efesios 2:8, Hechos 15:11, Romanos 3:24-25, Juan 3:16; 10:11, Mateo 18:11, Filipenses 2:7-8, Hebreos 2:14; 7:25; 9:12-15; 12:2, Isaías 53:4-7,11-12, 1 Juan 4:10, 1 Corintios 15:3,20, 2 Corintios 5:21, Gálatas 1:4, 1 Pedro 2:24; 3:18.
Creemos que su expiación consiste no de poner un ejemplo con su muerte como mártir, sino que fue una substitución voluntaria de Él mismo en lugar del pecador. El Justo muriendo por los injustos, Cristo el Señor, llevando nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.
Creemos que habiendo resucitado de entre los muertos ascendió a los cielos y que reúne en su persona admirable, las simpatías más tiernas y las perfecciones divinas, teniendo así por todos los motivos las cualidades que requiere un Salvador idóneo, suficiente, compasivo y omnipotente.
Efesios 2:8, Hechos 15:11, Romanos 3:24-25, Juan 3:16; 10:11, Mateo 18:11, Filipenses 2:7-8, Hebreos 2:14; 7:25; 9:12-15; 12:2, Isaías 53:4-7,11-12, 1 Juan 4:10, 1 Corintios 15:3,20, 2 Corintios 5:21, Gálatas 1:4, 1 Pedro 2:24; 3:18.
ARREPENTIMIENTO Y FE
Creemos que son deberes sagrados el arrepentimiento y la fe, y que son gracias inseparables, labradas en el alma por el Espíritu Santo, Regenerador Divino, mediante los cuales, profundamente convencidos de nuestra culpa, de nuestro peligro y de nuestra impotencia, como también de lo referente al camino de la salvación mediante la fe en Cristo, nos volvemos a Dios sinceramente, reconociendo a la vez al Señor Jesucristo como Señor, Profeta, Sacerdote y Rey nuestro, en quien exclusivamente confiamos en calidad de Salvador único y omnipotente.
LA JUSTIFICACION
Creemos que la justificación es el acto de ser declarados inocentes, (sin pecados) que asegura Cristo para los que creen en Él, que esta justificación incluye el perdón completo de nuestros pecados y el don de la vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia.
Creemos que Jesucristo da esta justificación exclusivamente mediante la fe de aquellos que se acercan a Él y creen, arrepintiéndose de sus pecados. No por consideración de ningunas obras de justicia que hagamos. imputándonos Dios gratuitamente por esta fe, la justicia perfecta de Cristo; que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios y ahora y para siempre hace nuestra la herencia en el reino de los cielos.)
Creemos que Jesucristo da esta justificación exclusivamente mediante la fe de aquellos que se acercan a Él y creen, arrepintiéndose de sus pecados. No por consideración de ningunas obras de justicia que hagamos. imputándonos Dios gratuitamente por esta fe, la justicia perfecta de Cristo; que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios y ahora y para siempre hace nuestra la herencia en el reino de los cielos.)